Nuestro último verano en Escocia. La magia de convertir la tragedia en comedia.

Hace unos días me llegó al correo una invitación para ir al preestreno de una comedia inglesa, Nuestro último verano en Escocia.

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Como se suele decir en mi casa a caballo regalado no se le mira el diente, así que sin dudarlo allí me presenté con una amiga dispuesta a disfrutar de una tarde de cine gratis.
Si soy sincera no tenía grandes expectativas acerca de la película, me había visto el tráiler antes de ir y parecía una historia más de reencuentros familiares y grandes paisajes. Pero me sorprendió y muy gratamente. Es una película diferente que trata un tema muy desagradable y triste, como es la muerte, desde un punto de vista infantil, inocente y cómico,  que le quita todo el hierro al asunto y te hace recapacitar sobre muchas cosas.

Antes de seguir os haré un breve resumen del argumento para que los que aún no la hayáis visto tengáis una pequeña idea de lo que este film os puede ofrecer.

Un joven matrimonio, padres de tres hijos menores, dos niñas y un niño, se dirigen a casa del abuelo paterno de los pequeños a pasar el 75 cumpleaños de este en familia. La pareja lleva meses en proceso de separación pero, debido a la grabe enfermedad del abuelo, deciden ocultar su ruptura durante el viaje, y hacen creer a todos que siguen siendo la unida y feliz familia de siempre.
Si para los dos adultos ocultar algo así ya puede resultar suficientemente difícil, imaginaros para tres niños pequeños que llevan meses viendo como sus padres no hacen otra cosa que discutir. La mayor de los hermanos tiene hasta una libreta donde apunta todas las mentiras que dice que debe de contar para que no se le olvide ninguna. El hermano mediano tiene una gran afición por los vikingos y toda su historia, interés que comparte con su abuelo y que nos hará reírnos en muchas ocasiones durante toda la historia. Pero si hay alguien con quien me tengo que quedar de todos los personajes, esa es sin duda la benjamina de la familia. Te enamora desde el minuto uno con su personalidad curiosa y sus especiales amigos, las piedras ( incluso tiene un trozo de hormigón que lleva a todos sitios) y la obsesiva manía que tiene e de esconder todas las llaves que encuentra a su paso.

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Una vez en Escocia, nuestra familia se encuentra con un abuelo aparentemente sano pero con una enfermedad horrible, como es el cáncer, dando sus últimos coletazos, un hermano, una cuñada y un sobrino peculiares por decir algo, y la organización de una gran fiesta de cumpleaños para el veterano de la familia. Una serie de acontecimientos harán que todo lo planeado cambie y las aparentemente tranquilas vacaciones en familia, se conviertan en un verdadero acoso mediático con los tres pequeños como protagonistas de todas las noticias a nivel mundial.

No son muchas las películas que se atreven a mezclar el humor con la muerte. Son dos temas tan opuestos que puede parecer hasta de mal gusto unirlos en un film. Pero esto no icuerre en Nuestro último verano en Escocia, porque el truco esta en hacerlo bien, con delicadeza y con mucho respeto. Debo de decir que durante la película yo experimente una mezcla de sensaciones que es difícil de explicar. Había veces que la escena era trágica y la lágrima te amenazaba por salir disparada por tu mejilla, en cambio cuando ya estabas a punto de explotar en llantos uno de los niños hacía un comentario ingenioso que no podía hacer más que hacerte reír. Para mi eso es magia, el poder llevar a las personas de la risa al llanto, o al revés, en tan sólo segundos, eso sólo lo pueden conseguir los verdaderos profesionales.

Cuando sales del cine son muchas las cosas que se te pasan por la cabeza, son muchos los pensamientos que te hacen recapacitar y ver la vida de otra forma. En mi opinión una de las asignaturas pendientes que tenemos todos los seres humanos, o la mayoría al menos, es la normalización de la muerte. Cuando nace un niño, todo el mundo lo ve de forma normal, pero cuando alguien se muere el tabú, el miedo y el dolor no nos dejan ver la normalidad que hay también en ese hecho. La vida es un ciclo, que comienza con el nacimiento y termina con la despedida, a veces demasiado apresurada, siempre demasiado injusta, pero inevitablemente demasiado normal. Ver la muerte de un ser querido desde los ojos de un niño, como nos lo plantean en esta película te hace ver esa normalidad, te hace darte cuenta lo que realmente importa en esta vida…

En fin sin querer ponerme demasiado nostálgica y triste AQUÍ os dejo el tráiler de la película.

Con este argumento no puedo hacer otra cosa más que animaros a vivir una experiencia cinematográfica de lo más placentera por su mezcla de acción extravagante y humor negro inglés.

Porque la vida real es así, hasta de los peores momentos se puede llegar a reír uno. 

Que paséis un día de cine, un beso.

Julia

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