El derecho a elegir y la historia de Valentina Maureira

Parece ser que las malas noticias están a la orden del día. Hace una semana hablabamos de la tragedia por la que esta pasando Nepal, con esos dos seísmos que han arrebatado ya más de ocho mil vidas y destrozado miles de familias. Y esta semana es la historia de Valentina Maureira, una niña chilena de solo catorce años, a la que la fibrosis quiística le ha ganado la partida y ha perdido la vida, la que nos encoge el corazón.

Me direís, pues si qué es triste e injusto, pero por desgracia todos los días nos enteramos de noticias de este tipo, algunas veces por desgracia nos llegan a tocar de cerca, un vecino, un amigo o incluso un familiar. ¿Qué es lo que hace que la historia de Valentina haya tenido tanta repercusión?

El debate, ese es el motivo. La pequeña chilena de solo catorce años, ha puesto encima de la mesa un tema que ha dado y dará mucho que hablar. Ese tema no es otro que el de la Eutanasia.

Antes de nada, para los que no esteís muy familiarizados con al noticia, os haré un breve resumén de la historia de esta niña, que a su corta edad nos ha dejado un gran ejemplo de fuerza, valentía y coraje.

El caso de Valentina se hizo público el pasado mes de febrero cuando a través de sus redes sociales (youtube y facebook), la joven le pidió a la presidenta chilena, Michelle Bachelet, la autorización para que se le practicara la eutanasia, ya que se le detecto fibrosis quística a los seis meses de vida, una enfermedad que la llenaba de un dolor físico insoportable. Las palabras textuales de la adolesente fueron: “Estoy cansada de vivir con esta enfermedad y ella me puede autorizar la inyección para quedarme dormida para siempre”.

El sábado 28 de febrero Bachelet visitó a la niña en el hospital  donde se encontraba ingresada, y durante más de una hora conversó con ella y su familia, le explicó por qué no podía concederle lo que le pedía. En Chile, al igual que en España y en la mayoría de los países del mundo, la eutanasia y el suicidio asistido están prohibidos y penados con cárcel.

Valentina no consiguió que la dejaran dormir para siempre como explicaba en su video, pero este jueves pasado su corazón dejo de latir y su cuerpo de sufrir. “Murió tranquila. Ella quería descansar” esas fueron las palabras de un padre destrozado por la muerte de su pequeña, pero reconfortado por que su hija había dejado de sufrir. Por desgracia estos padres con Valentia era el segundo hijo que veían partir victima de esta enfermedad, en 1996 perdieron otro hijo en las misma circunstancias.

valentia

(Valentina con la Presidenta Chilena)

Ahora ya entendereís mejor a lo que me refería al principio del Post. El debáte esta en la calle y no solo en Chile en la mayoría de los países del mundo. Sin ir más lejos, nosotros vivimos en España una situación similar hace años con la historia del gallego Ramón Sanpedro, tetraplejico desde los 25 años y que llevo a cabo una  petición judicial para poder morir y que la persona o personas que le auxiliasen no fueran juzgadas por un delito.

La cuestión esta en ¿Tenemos libertad para decidir sobre cómo y cuándo morir? ¿Hasta que punto podemos o no decidir dejar de sufrir?

Antes de debatir nada, creo que debemos empezar por el principio, y eso supone ir al diccionario y definir el significado de Eutanasia.

 Etimológicamente Eutanasia significa “buena muerte”, lo cual proviene del griego eu (bien, bueno) y thanatos (muerte), lo que se puede entender y conocer popularmente como “agonía serena o muerte dulce, muerte por piedad”. En un sentido más técnico sería “muerte sin sufrimiento ocasionada a quien padece una enfermedad incurable o dolorosa”.

Esta claro que el derecho principal de cualquier persona es el derecho a la vida, de eso no cabe ninguna duda. Pero ¿qué pasa cuando la calidad de vida de una persona es mínima?, cuando se sufren enfermedades incurables, contra las cuales solo cabe usar tratamientos paliativos que en la mayoría de las ocasiones no hacen más que alargar una agonía dolorosa y desesperante para el enfermo y su familia. En estos casos y evidentemente por decisión personal del enfermo (siempre que se demuestre que se encuentra en buenas condiciones mentales y sea capaz de tomar decisiones por si mismo) ¿no sería justo que si así lo desea pueda elegir dejar de sufrir y morir en paz?

Como todo sabemos la Eutanasia no esta permitida, lo que si esta permitido, por lo menos en nuestro país, es el llamado Testamento Vital. En él expresas tu voluntad sobre las atenciones médicas que deseas o no deseas recibir en caso de padecer una enfermedad irreversible o terminal que te haya llevado a un estado que te impida expresarte por ti mismo. De esta manera eres tú y solo tú el que toma decisiones sobre los últimos días de TÚ vida . Ni tus familiares ni los profesionales médicos podrán someterte a ningún tipo de procedimiento médico si así lo has indicado en este documento.

Es conveniente incluir en el testamento vital el nombre de un representante que comprenda los deseos y  motivos  de la persona titular de este documento y que esté dispuesto a luchar para que se cumplan. Además, es preciso repartir copias de ese documento , incluido, si es posible, el médico de cabecera, para dejar claro cuales son tus deseos llegado el momento. Sé que muchos pensareis soy joven que me va a pasar… Yo la primera que a mis veinticuatro primaveras veo demasiado lejos ese momento. Pero como por desgracia estamos aquí de prestado y solo sabemos lo que pasa en el ahora y el después es todo un misterio, nunca esta de más dejar las cosas bien atadas si tenemos las decisiones ya tomadas. He de decir que al igual que un testamento de bienes, este documento se realiza ante notario y se puede anular en cualquier momento retirando las copias que se hayan entregado o declarando el cambio de opinión por escrito u oralmente ante testigos.

Con todo esto lo único que quiero decir es que hay ocasiones (por supuesto que en casos muy justificados y con un control exhaustivo por parte de los servicios médicos y legales) en los que la petición de la muerte por parte de un enfermo no es más que la única solución para acabar con sus sufrimiento, para no alargar más la agonía de un proceso sin solución alguna.

No quiero acabar este Post sin desearles mucha fuerza a los padres de Valentina y a todos los enfermos y familiares que se puedan ver en situaciones similares. Desde el delirio de las musas os ofrecemos todo nuestro apoyo y cariño.

Por último solo me queda decir que todo lo que aquí expongo son opiniones personales, con las cuales no pretendo ofender a nadie ni haceros creer que lo que yo pienso es lo correcto o la forma buena de actuar o pensar. Con lo que quiero que os quedeís es con el hecho del respeto mutuo. Respetar tanto a la persona que quiere seguir luchando hasta el final de sus días contra una enfermedad terminal, como a la que decide no hacerlo y amparandose en un testamento vital o unas últimas voluntades se niega a recibir tratamientos o procedimientos médicos que alarguen su vida.

«Cada persona debe tener derecho a dirigir su vida hasta el final y a decidir en cualquier momento lo que más le conviene.»

Julia

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